Diferencias y similitudes entre la dislexia y el TDAH: consejos para su manejo

Hace poco más de un mes, descubrí que mi sobrino de 8 años tiene dislexia. Mientras investigaba sobre este trastorno, me encontré con información que señalaba que a menudo se confunde con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Como especialista en salud mental, quiero compartir contigo las diferencias y similitudes entre la dislexia y el TDAH, así como algunos consejos para su manejo. Sigue leyendo para obtener más información sobre estos dos trastornos y cómo podemos ayudar a quienes los padecen.

Diferencias entre la dislexia y el TDAH

Es fundamental comprender las diferencias entre la dislexia y el TDAH para proporcionar un apoyo efectivo a quienes los padecen. A continuación, se presentan algunas de las principales distinciones:

La dislexia afecta principalmente la lectura y la escritura, mientras que el TDAH se manifiesta con dificultades en la concentración y el control de impulsos.
Las personas con dislexia suelen tener dificultades para decodificar palabras y letras, mientras que aquellos con TDAH pueden experimentar dificultades para mantener la atención en tareas específicas.
La dislexia no está necesariamente relacionada con la hiperactividad o la impulsividad, características centrales del TDAH.
Los desafíos que presentan la dislexia y el TDAH requieren enfoques terapéuticos y educativos diferenciados para abordar sus necesidades específicas.

Similitudes entre la dislexia y el TDAH

Es importante reconocer que, aunque la dislexia y el TDAH presentan diferencias significativas, también comparten algunas similitudes. A continuación, destacaré algunos aspectos en los que estos trastornos pueden superponerse:

Ambos trastornos pueden coexistir en una misma persona, lo que complica el diagnóstico y el manejo de los síntomas.
Tanto la dislexia como el TDAH pueden causar frustración y ansiedad en quienes los padecen debido a las dificultades que enfrentan en el entorno académico y social.
Las intervenciones educativas y terapéuticas destinadas a abordar la dislexia y el TDAH a menudo requieren enfoques multidisciplinarios que involucren a profesionales de la salud, educadores y familiares para brindar un apoyo integral.
Ambos trastornos pueden beneficiarse de estrategias que fomenten la autoestima y la autonomía del individuo, promoviendo un enfoque positivo hacia sus habilidades y fortalezas.

Consejos para el manejo de la dislexia

Para el manejo de la dislexia, es crucial contar con un enfoque integral que combine intervenciones educativas adaptadas a las necesidades del niño, así como apoyo emocional por parte de la familia y los educadores. Aquí algunos consejos prácticos:

Crear un ambiente de aprendizaje estructurado y organizado, con instrucciones claras y apoyo visual para facilitar la comprensión del material.
Fomentar el uso de tecnologías asistivas para la lectura y la escritura, como programas de voz a texto, para ayudar al niño a expresar sus ideas de manera más efectiva.
Proporcionar tiempo adicional en exámenes y tareas escritas para enfrentar las dificultades asociadas con la dislexia, permitiendo al niño demostrar su comprensión sin la presión del tiempo.
Impulsar la autoestima del niño destacando sus fortalezas y habilidades en áreas no afectadas por la dislexia, promoviendo un sentido de competencia y logro personal.
Ofrecer apoyo psicológico y emocional para ayudar al niño a enfrentar los desafíos emocionales derivados de la dislexia, promoviendo la resiliencia y el bienestar emocional.

Consejos para el manejo del TDAH

Al enfrentarnos al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), es fundamental adoptar un enfoque comprensivo que aborde las necesidades específicas de quienes lo padecen. Aquí te presento algunos consejos prácticos para el manejo del TDAH:

Crear un entorno de estudio tranquilo con pocas distracciones, que ayude a la persona a mantener la concentración en sus tareas académicas. Utilizar auriculares con música suave o ruido blanco puede ser útil para bloquear sonidos externos.
Establecer rutinas claras y estructuradas que incluyan horarios específicos para las actividades diarias, como la hora de hacer la tarea, la hora de comer y la hora de dormir. Mantener una agenda o un calendario puede ser de gran ayuda.
Implementar estrategias de organización como listas de tareas, tableros de actividades y recordatorios visuales para mantener el orden en las responsabilidades cotidianas y escolares.
Brindar apoyo emocional y social a la persona con TDAH, fomentando un ambiente de comprensión y paciencia tanto en el hogar como en el ámbito escolar.
Explorar opciones terapéuticas como la terapia conductual, la terapia ocupacional y la participación en grupos de apoyo, que puedan complementar el tratamiento médico convencional.